dijous, 22 de gener del 2009

Tres

Àlex Gutiérrez

Tres diaris, tres editors, tres actituds diferents.

El Periódico. Antonio Asensio Mosbah va heretar el Grupo Zeta en la mort del seu pare, quan només tenia 18 anys. Era l’abril del 2001. Des d’aleshores, el grup va passar una primera etapa de confusió que ha acabat transformant-se en decadència i crisi aguda. El noi volia fer pel·lícules, així que va posar el grup en venda. No se’n va sortir: ningú en pagava el que ell volia. Ara s’enfronten a fer fora més de 500 treballadors, més d’una cinquena part de la plantilla.

El País. Fa cinc anys, Prisa era un imperi de marbre i titani, impossible de desbancar. Però la supèrbia els ha fet adormir sobre un llit de llorers i no van veure que la crisi i l’obsolescència del model podia convertir l’or en rovell en molt poc de temps. Certament encara tenen la ràdio més escoltada i el diari més venut, però al març han de pagar 1.950 milions de deute i no saben com fer-ho. Han intentat vendre Digital Plus, sense èxit, així que s’especula que potser s’hauran de desprendre d’actius més apetitosos, com l’editorial Santillana o la Ser. Si Jesús de Polanco no hagués mort al 2007, el grup estaria en aquesta tessitura? El seu fill va heretar també el regne i no ha sabut imprimir-hi el geni del seu pare.

La Vanguardia. Aquest haurà estat un any també difícil per a La Vanguardia: la crisi de la premsa afecta especialment els diaris grans i el de can Godó arrossegava tradicionalment una estructura de personal inflada que avui dia és insostenible. Han calgut mesures dures i la posada en marxa de la planta d’impressió va provocar una vaga molt dura i tensions increïbles entre l’empresa i els treballadors. (El motiu de la polèmica era que als treballadors de tallers se’ls segregava i passaven a una empresa de nova creació). En tot cas, el diari no només no està en venda, ni el grup planeja desprendre’s de cap actiu rellevant, sinó que fins i tot estudien invertir en treure una doble edició del rotatiu, en català i castellà. Javier de Godó és compte i gran d’Espanya, però segueix fent mitja vida al despatx. El seu fill Carlos viu també per al diari i gent d’allà m’explica que hi fa més hores que un rellotge.

Tres editors, tres fills d’editors, tres situacions diferents.

De la malla

dilluns, 12 de gener del 2009

Israel, la ley de Godwin y el talión

Ignacio Escolar
Se inventó para Internet, como enorme ágora, pero la ley de Godwin vale para cualquier debate: “A medida que una discusión se alarga, la probabilidad de que aparezca una comparación en la que se mencione a Hitler o a los nazis tiende a uno”. Mike Godwin, abogado y miembro fundador del grupo de ciberactivistas Fronteras Electrónicas, la formuló en 1990, en los primeros años de los foros de debate online de Usenet. Su ley era una buena pista para los moderadores de estos grupos de tertulia digital: cuando alguien sacaba a los nazis sin venir a cuento, había llegado el momento de hablar de otra cosa.

La ley de Godwin, sin embargo, no es sólo una gracieta estadística, como las tostadas de la ley de Murphy, ésas que siempre caen del lado untado de mantequilla. Godwin desmontaba así una falacia muy común, una trampa argumental. Cuando algo se compara con el mal absoluto, con el Holocausto, el debate inevitablemente termina, pues pasa a ser una discusión sobre el bien y el mal en términos superlativos. En realidad, Godwin reinterpretaba una expresión del filósofo Leo Strauss, que acuñó la expresión Reductio a Hilerum (reducción a Hitler) para desmontar una falacia similar: que cualquier cosa es mala si el mal absoluto –el nazismo– lo practica. Es un tipo de reducción al absurdo: si Hitler tomaba pan, es que el pan es malo.

Durante las últimas dos semanas, la Ley de Godwin se ha cumplido con aún más frecuencia de lo habitual en casi cualquier discusión. Es un recurso simple pues comparte protagonistas. Si los judíos, las víctimas de Hitler, ahora masacran Gaza, es que los judíos son ahora los nuevos nazis. Es una comparación falaz, no tanto porque sea extremadamente ofensiva para un pueblo que ha sufrido como pocos la historia reciente, sino porque, sencillamente, no es cierta. La democracia israelí, a pesar de cómo ha pisoteado Palestina durante décadas, no se puede equiparar al régimen nazi porque el mal absoluto no admite comparación. Pero sobre todo es una equivalencia injusta porque al igual que no todos los alemanes fueron nazis, no todos los judíos del mundo comparten las políticas del gobierno de Israel y, bajo una equiparación así, se esconde un más que sospechoso tufo antisemita: si los judíos son los nuevos nazis, es que los nazis tenían razón al exterminarlos.

Pero que el horror del nazismo no admita comparación alguna, no perdona por ello los horrores del gobierno israelí. Que los judíos sufriesen la maldad absoluta no hace bueno cualquier acto de Israel. Tras quince días de plomo, ni siquiera las frías estadísticas sirven para esconder la magnitud de la masacre. En la franja de Gaza, en sólo dos semanas, el ejército israelí ha matado a más de 800 palestinos. Según Israel, la mayoría de los objetivos son “militares” y la invasión se desarrolla con precisión quirúrgica, pero por lo menos una tercera parte de las víctimas son, con toda certeza, completamente inocentes: Israel ha asesinado ya a 256 niños. El número de mujeres palestinas muertas ronda el centenar. ¿Las bajas israelíes? 13 personas, de las que cuatro son civiles y nueve son soldados. De ellos, casi la mitad –cuatro- han caído víctimas del fuego amigo, víctimas de unos bombardeos tan “quirúrgicos” que hasta matan a sus propias tropas. Se mantiene así la proporción habitual tras décadas y décadas. Por cada israelí muerto, mueren siempre entre 80 y 100 palestinos. Por cada israelí muerto, matan entre 20 y 30 niños. Por cada israelí muerto, diez madres palestinas muertas. “Israel tiene menos bajas porque su tecnología militar es superior”, me dijo no hace mucho un diplomático israelí. Es una manera de verlo. Israel mata más porque puede. Y porque le dejan.

Tras quince días de muerte, la estadística más estremecedora es otra: el 90% de los israelitas está a favor de la operación militar. La nueva dama de hierro, Tzipi Livni –ministra de exteriores y candidata a primera ministra en las elecciones que, casualmente, se celebrarán justo dentro de un mes– es más popular que nunca.

La ministra de exteriores lidera la operación porque para ello, como bien repite parte de la prensa, estamos ante una guerra: un conflicto militar entre dos estados. ¿Es un estado Palestina o la franja de Gaza? Sólo cuando conviene. Es un estado para pagar con su vida en tiempo de guerra, pero no para decidir en tiempo de paz. Hamás es un grupo terrorista cuando interesa pero todos los palestinos responden por sus actos cuando se le reconoce, a fuerza de obuses, como el gobierno legítimo. Igual de asimétricos son los silencios de Obama, que se parapeta tras el “sólo puede haber un presidente” cuando preguntan por Gaza, pero receta cada cheque de las ayudas a la banca o al automóvil. Hay cosas que son urgentes, como la economía, y cosas que pueden esperar hasta la toma de posesión, como la vida y muerte de los palestinos. También es asimétrica la diplomacia europea, incluida la española, que pide paz con la boca pequeña mientras lanza indignados ultimátum contra Rusia por querer cobrar más por su gas: la calefacción es también más sagrada que la vida de los palestinos.

“Israel tiene derecho a defenderse”, repiten los partidarios de la masacre. Ese “derecho a defenderse”, ¿qué permite? ¿dónde termina? ¿Es también un derecho asimétrico y sólo sirve para Israel porque lo dice la Biblia? Los Qassam, los cohetes caseros que se fabrican en herrerías soldando a mano placas de metal, son ahora el argumento que emplea Israel para justificar su ataque a Gaza. El año pasado, estos temibles cohetes mataron a cuatro israelíes; tantos como bajas por fuego amigo ha desatado entre su propio ejército la enormemente desproporcionada operación de venganza de Israel. El derecho a defenderse es el nuevo talión: cien ojos por cada ojo, cien dientes por cada diente.

“Si alguien lanzara cohetes a mi casa, donde mis hijas duermen, haría todo lo que pudiese para detenerlo”, dijo Obama hace unos meses en su visita a Sderot, una ciudad israelí a un kilómetro de la frontera con Gaza. Podría haber dado el mismo discurso unos kilómetros más allá, al otro lado del muro que limita la cárcel más poblada del planeta: Gaza. Si alguien lanzara misiles, que no cohetes caseros, sobre la casa donde sus hijas duermen ¿qué haría Obama?.

De Escolar.net


diumenge, 11 de gener del 2009

L'altra multitud d'afectats

JOSEP MARIA Espinàs
En l'origen de la crisi actual segurament hi ha una sèrie de factors que jo evindentment ignoro. És més greu que els que en saben no hagin avisat a temps, i amb una àmplia difusió, de les perilloses conseqüències de com anava el món.
Aquest no és un article basat en la falta de visió dels responsables sinó en la sorpresa que provoquen algunes mesures que intenten reduir el desastre. Som molts els ciutadans normals que estem desconcertats, quan veiem, per exemple, que les administracions estatals han decidit ajudar indústries tan importants com la de l'automòbil. No parlo, ara, de les entitats bancàries, en les quals tothom hi ha posat, juntament amb els seus diners, la seva fe. Parlo del suport a empreses que tenen amos i reparteixen beneficis.
El criteri que es segueix per decidir quina empresa ha de ser ajudada és el seu volum. Un volum tan considerable com Ford, Chrysler, General Motors. Els estats europeus i l'espanyol també volen salvar els grans fracassats. L'operació costa milers de milions. Aquesta preferència per salvar els poderosos --els qui eren poderosos-- l'entenc molt bé. Són les empreses que compten amb tant de personal que, si es veuen obligades a tancar, milers i milers de ciutadans es quedaran sense feina. Un gran exèrcit d'aturats. Un terrible problema social i especialment visible.
Els alts directius d'aquestes històriques empreses --comprades i venudes entre si-- poden haver estat un cas d'imprevisió, d'ineficàcia o del que sigui, però els seus treballadors no en tenen cap culpa. Si aquests monstres s'ensorren, qui s'ensorra són les famílies que depenen d'un jornal.
O sigui que les botigues del meu barri, de tots els barris i de totes les ciutats, ho tenen molt malament. Un total de 50.000 obrers que siguin acomiadats de sobte és un escàndol. Però si són 50.000 treballadors els que han de tancar els seus milers de petits negocis, no rebran cap suport. ¿Quina és la lliçó de la història? No es pot ser petit, no es pot ser independent.
Els mals gestors de les grans empreses que fracassen acostumen a estar protegits --contractes blindats, en diuen-- però allò que ha estat mal gestionat era una gran indústria que afecta una modesta merceria, una sabateria o un bar. El propietari i l'empleat que tingui, ¿rebran alguna atenció de l'Estat?
Si jo em quedo sense lectors, ¿l'Administració pública me'n proporcionarà uns quants?
De El Periodico Catalunya ( 16/12/08 )

divendres, 9 de gener del 2009

Nana de Gaza

Carlos Piera
Qué guapa en la cuna, mi niña adorada,
para que la muerte cuando venga a verte
te encuentre acostada.

Cierra los ojitos, vida de mi vida,
para que la muerte cuando venga a verte
te encuentre dormida.

Duérmete, mi rosa,
para que la muerte cuando venga a verte
sea cariñosa.

Duérmete, ojos bellos,
si hay gatitos muertos por entre las ruinas
jugarás con ellos.

Duérmete, rubí,
y a ver si la muerte cuando venga a verte
se me lleva a mí.

Sempre perdedors

Joan Barril
Diuen que els gossos intueixen les desgràcies i ensumen la mort. Diuen també que els animals de l'illa de Ceilan van tenir l'instint de pujar muntanya amunt molt abans que el tsunami arrasés el litoral. Nosaltres no arribem a aquests extrems. Sabem que si fa fred i plou tindrem neu, i que la neu rellisca sota el cautxú dels pneumàtics. Però, malgrat tot, no dubtem de llançar-nos per aquestes carreteres fins a quedar encallats al voral. Sabem coses, però no utilitzem aquesta saviesa en defensa pròpia.
Només així s'explica la perplexitat amb què anem arrossegant-nos per aquesta crisi econòmica que va néixer de les trampes d'uns rics transatlàntics i que ara ha desembocat en un increment brutal de l'atur. Els mitjans de comunicació ens adverteixen del risc de deflació, però aquest concepte se'ns escapa. Primer ens van dir que els preus pujaven moltíssim i que d'això se'n deia inflació i que no era gens bo. Tot pujava, des de la gasolina fins a les maleïdes mongetes tendres. Ens encaminàvem tant al desastre que fins i tot el mateix president Montilla hi va intervenir per fer una crida al consum.
De cop i volta tot es va frenar i la gasolina va començar a caure. I la gent comuna, en la seva ignorància, va pensar que s'acostaven temps millors perquè la gasolina havia baixat més de 20 cèntims i els sopars de Nadal sortien més barats que l'any passat i que les rebaixes es prometien fastuoses, amb descomptes de fins al 70%. Si això era crisi, benvinguda la crisi, van pensar molts. Però ara resulta que la deflació ha estat massa ràpida i tot allò que ens sembla tan magnífic acabarà amb nosaltres, perquè, amb aquest 1,5% d'increment de l'IPC, ¿quina força tindran --si és que encara els queden forces i no els han acomiadat abans-- els treballadors per poder negociar els convenis?.
O sigui, que més val creure en l'home del temps que en l'economista de capçalera. Perquè, si les coses pugen, malament. Però si les coses baixen massa, més malament encara. Almenys sabem que una nevada s'acaba fonent i és un meteor universal. Això de l'economia, en canvi, ens crea massa sospites. Perquè cada vegada que es parla del perill d'inflació o de deflació no sabem què podem fer per evitar-ho, ni tampoc per a qui és el perill.
Res de nou. Continuarem sense saber qui guanya, però ens resignarem a saber que sempre perdem els mateixos. Fem el que fem, sempre perdem.
De El Periodico Catalunya

dijous, 8 de gener del 2009

L'existencia o no de Deu.....als autobusos

El autodiós. Isaías Lafuente
Dos organizaciones en torno a Dios se han lanzado a una guerra publicitaria para proclamar o poner en duda su existencia. La Unión de Ateos y Librepensadores ha financiado una publicidad en dos autobuses de Barcelona que reza - disculpen, quizás no sea el verbo más adecuado - : "Probablemente Dios no existe; deja de preocuparte y disfruta de la vida". La campaña nació en Londres y promete extenderse a otras ciudades españolas después de la experiencia de Barcelona. En Madrid, una Iglesia Evangélica ha reaccionado con una campaña semejante, también en los autobuses, en la que se proclama: "Dios sí existe, disfruta de la vida en Cristo". Recuerda la batalla dialéctica a aquella otra que se libró hace tiempo en las paredes de los retretes públicos en las que unos escribían: "Dios ha muerto. Firmado: Nietzsche"; y respondían otros, con una evidencia aplastante: "Nietzsche ha muerto. Firmado: Dios".
Al catálogo de mis múltiples dudas existenciales añado desde hoy otra sobre la eficacia de la publicidad en los autobuses como arma de evangelización o de contraevangelización. Aunque a diario comparto la parada del autobús con mucha gente que por encima de sus creencias reza para que el suyo llegue a tiempo o se acuerda de Dios cuando se retrasa más de lo debido, no creo que campañas como estas muevan un ápice los cimientos de sus convicciones. Aunque puestos a emprender guerras por la religión, prefiero estas ocurrencias incruentas que otras sangrientas cruzadas. Imagino, pues, que los únicos beneficiarios de esta tendencia serán los gerentes de las empresas municipales de transporte que asumirán felices como un milagro la llegada de tan peculiares campañas en estos tiempos de sequía publicitaria.
Porque viendo cómo anda el mundo, especialmente en el territorio cuna de las tres grandes religiones monoteístas, tan difícil me parece defender la existencia de Dios como proclamar de manera indubitada que demostrada su inexistencia se volatilizarán nuestras preocupaciones y disfrutaremos, como por ensalmo, más la vida. Eso sí que es tener fe a prueba de bombas.
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Teología de autobús. Luis del Val
Nunca traté a persona inteligente que me quisiera convencer de sus creencias o, por el contrario, que tratara de demostrarme lo razonable que resultaba el ateísmo. He tratado a mucha gente relacionada con la Medicina, con la Ciencia, con las Artes, judíos, católicos, protestantes y ateos, pero no tengo memoria de que esas personas, que habían alcanzado cotas de excelencia en sus actividades, hicieran ni siquiera un comentario despectivo sobre una religión o sobre la ausencia de creencias.
Parece que un grupo de ateos militantes quiere pagar una campaña publicitaria en los autobuses para tranquilizar a los ciudadanos, y que éstos se diviertan, porque Dios no existe. A mí me parece que se tranquilizarían mucho más si se les asegurase que no existen los inspectores de Hacienda o que el puesto de trabajo que todavía existe es duradero y permanente. Ante esta acción, tengo entendido que otros grupos religiosos pueden promover una campaña contraria, diciendo que todo el mundo esté tranquilo, que Dios existe, con lo que, al menos, la tranquilidad está garantizada para las compañías de autobuses que van a ver incrementar sus ingresos, gracias a estos esfuerzos publicitarios, a no ser que la economía siga en su camino hacia El. Que algo tan íntimo y tan complejo como la fe y la Teología pueda ser dirimido a través del autobús, proporciona una visión aproximada de la seriedad y sensatez de la propuesta. En tiempos de la República Española -recuperemos la memoria histórica- se puso a votación, en el Ateneo de Madrid, la existencia o no existencia de Dios. No es una boutade: es real y está documentado. La votación fue muy reñida, y ganó que el Ser Supremo no existía, por un estrecho margen de votos, tras lo cual el asunto quedó zanjado. Y, encima, los señores socios del Ateneo se ahorraron una pasta gansa en anuncios en los tranvías de la época.
De Siglo XXI

dimecres, 7 de gener del 2009

Los asesinos de niños y sus cómplices.

Ramón Cotarelo
Nada, nada, absolutamente nada, justifica el asesinato de niños. En la guerra o en la paz. En este mundo o en el otro. En estado de locura o en estado de cordura. Ayer, hoy o mañana. En la vida y en la muerte. Nada, absolutamente nada, ninguna razón o sinrazón, ninguna causa, verdadera, falsa, inventada o soñada. Nada, nunca, jamás. Nunca se podrá perdonar a quien asesina niños. Aunque se hunda el mundo, se abra la tierra, nos traguen los mares, estalle el sol o se pudra Jehová.

A esos individuos incalificables que ayer justificaban el asesinato de niños en Gaza en las radios y periódicos de la derecha sólo se me ocurre desearles algo: que nunca les maten a sus hijos y que por lo tanto sigan ganándose la vida tranquilos sin que, al parecer, los torture la conciencia.

Decían que desde la escuela en que los israelíes han asesinado a los últimos niños se disparaba contra las tropas invasoras. Decían que los milicianos de Hamás usaban a los niños como "escudos humanos". Mentira. La escuela estaba bajo protección de la ONU que había facilitado las coordenadas al ejército israelí para proteger a los refugiados que había en ella, no para que los masacraran.

Pero aunque fuese verdad ¿qué? Si te disparan desde un lugar en que hay niños, si los niños corren peligro, tendrás que ingeniártelas, hacer algo, buscarte la vida, cambiar tus planes. Cualquier cosa menos asesinar niños. Eso lo entienden todos los seres vivos excepto, al parecer, algunos supuestamente racionales.
De Palinuro

dimarts, 6 de gener del 2009

Es busca home d'Estat

JOSEP MARIA Espinàs

Aquest Nadal s'han complert 75 anys de la mort de Francesc Macià, president de la Generalitat de Catalunya des del 1931 fins al 1933. Havia nascut a Vilanova i la Geltrú el 1859 i va morir a Barcelona el 25 de desembre de 1933, en l'exercici del seu càrrec.
No detallaré el seu itinerari vital ni la seva actuació política. Només assenyalaré el cas molt notable d'un home que, dedicat a la carrera militar, en la qual arribà a tinent coronel, no acceptà el grau de coronel perquè havia descobert que allò que li toca és defensar els interessos de Catalunya. La imatge d'un notable militar espanyol que passa a ser un rotund nacionalista català és un fet extraordinari.
Algun articulista ja ha fet l'elogi d'un senyor que va ser capaç de mobilitzar en molt poc temps la voluntat d'autogovern d'un poble. És evident que es va guanyar l'autoritat i, alhora, l'afecte dels ciutadans. Era una persona íntegra i audaç. Amb els anys, va mantenir un aspecte distingit i la gent va començar a dir-li l'Avi.
Amb motiu dels 150 anys del seu naixement, que es compleix aquest any, s'han publicat alguns comentaris sobre aquella figura, però no he vist --o m'ha passat per alt-- que ningú el qualifiqués d'"home d'Estat", un qualificatiu que s'aplica sovint, amb més o menys justificació, a personatges diversos.
La veritat és que és difícil definir què és un home d'Estat. I no ens podem refiar ni de diccionaris ni d'enciclopèdies, perquè no hi apareix. Hi trobem "home de mar", "de con- sell", "de vila", "de valor", "de palla", fins i tot "home del sac". Si home d'Estat no té definició acadèmica, és difícil identificar-lo en la realitat.
En el ban que va proclamar la República, Macià deia: "Esperem que cada català, com tot altre ciutadà resident a Catalunya, es faci càrrec de l'enorme responsabilitat que en aquests moments pesa sobre nosaltres". I acabava així: "Per Catalunya, pels altres pobles germans d'Espanya, per la fraternitat de tots els homes i tots els pobles". Francesc Macià proclamava "la República Catalana com a Estat integrat a la Federació de Repúbliques Ibèriques". La idea va fracassar. Però un home d'Estat no és només qui governa, sinó qui té una convicció profunda de quin és el seu paper, dels objectius que exigeix la situació de l'Estat. Això és, potser, un home d'Estat. ¿N'hi ha hagut algun des de la transició? És possible que una determinada visió personal i valenta de Catalunya i Espanya hagi quedat ofegada pel partidisme.

De El Periodico de Catalunya